Un triunfo del tripartit
Joan Tapia
El president Montilla ha vuelto a dar la campanada. A finales del 2006 pocos creían que se atrevería a repetir el tripartito. Los tres partidos de izquierda sumaban pero todo el mundo sabía que la preferencia de Zapatero, salvo una improbable y clara victoria socialista, era un gobierno de gran coalición presidido por Artur Mas. O con apoyo exterior del PSC.
Pero Montilla demostró que el PSC es un partido con autonomía en la política catalana. El gobierno Montilla, como antes el de Maragall, ha hecho cosas. Pero han quedado algo deslucidas tanto por un exceso de ruido como por las dificultades de la implementación del Estatut y especialmente de la nueva financiación. La financiación era el punto principal del Estatut porque es clave para el desarrollo económico y el equilibrio social de Cataluña.
Montilla, apoyado en su Conseller de Economía, Antoni Castells, un riguroso economista procedente del sector mas catalanista del partido, se ha plantado durante 11 meses a las diferentes propuestas de Madrid que creían insuficientes. Al fin ha llegado la buena oferta que sitúa la financiación per capita de Cataluña en el índice 102 el 2009 (100 es la media española) y en el 105 en el 2012. Por primera vez la Generalitat dispondrá de una financiacion “per capita” superior a la media española. Es un gran triunfo de Cataluña porque permite una reducción sustancial del déficit fiscal.
¿Por qué se ha conseguido? Primero porque Montilla ha aguantado todas las presiones y se ha plantado. Segundo, porque Castells ha discutido la financiación palmo a palmo y con conocimiento exhaustivo del terreno. Tercero, porque los socios del PSC, mas allá de licencias verbales, han apoyado durante la negociación al tándem Montilla-Castells. Cuarto, porque ICV y Saura saben que, o hay alianza de izquierdas, o el poder gira a la derecha. Quinto, porque ERC se está convirtiendo en un partido de gobierno y superando los tics de un partido de protesta. Teóricamente Carod lo sabe desde hace tiempo aunque luego viaja a Perpignan o hace cosas pintorescas en relaciones exteriores. Pero Puigcercos tiene ambición de gobierno y, contrariamente a Carod, sabe gobernar un partido con tendencia al asambleismo y la ingobernabilidad. Y Ridao conoce la desgraciada experiencia del Estatut y ha aprendido a conocer Madrid.
Pero hay tres puntos mas. Sexto, porque Zapatero estaba comprometido con el PSC y el PSC es básico para que el PSOE siga gobernando España. Séptimo, porque el PSOE se ha quedado sin mayoría en el parlamento español por el cabreo del PNV al ser desalojado de Ajuria Enea. Por tanto ZP tiene que estar bien con Cataluña (CDC o ERC e IC) para poder aprobar los presupuestos del 2010. Octavo, porque la vicepresidenta Salgado ha sabido hacer el pacto y ha encontrado la fórmula en un momento de fuerte déficit público. Desgraciado del ministro de Economía que no sabe que el rigor económico y la tecnocracia son necesarios. Pero mas desgraciado todavía aquel que no sabe que el rigor técnico debe estar al servicio de la política, no al revés. Y que la política no puede basarse casi nunca sólo en el rigor técnico.
Pero el acuerdo tiene consecuencias. Primera, porque es un éxito del tripartito que lo cimenta y que pone de relieve que la fórmula puede continuar. Las próximas elecciones serán reñidas, pero Montilla y sus socios han ganado una batalla dificil. Y CiU parece ahora algo descolocada por un pacto que creía que no se produciría. O que si se producía creía que llevaría a una ruptura entre el PSC y ERC. Como cuando el Estatut. No ha sido así.
La segunda es que se vuelve a demostrar que aunque el pacto del gobierno catalán con el PSOE no es fácil, es la única forma de avanzar. Decir que Zapatero es como Rajoy, cuando uno tiene recurrido el Estatut y el otro pactó el Estatut y ha llegado a un buen acuerdo de financiación es sencillamente faltar a la verdad y querer enredar las cosas.