01/10/2009
Después del Debate de Política General (I)
Montilla y el PSC
Joan Tapia
Ha finalizado el debate de política general que ha mostrado el posicionamiento de los partidos ante el último año de legislatura que acaba con las elecciones de octubre-noviembre del 2010. Tras escuchar a los tres líderes principales, vamos a analizar, una por una, el balance y las perspectivas de las tres primeras fuerzas políticas.
El PSC y el president Montilla tienen a favor que, al revés que el tripartito de Maragall, esta vez el Govern se ha mantenido toda la legislatura y que, pese a su pluralidad, ha hecho una obra de gobierno nada despreciable. Tambien el desarrollo del Estatut en dos asuntos claves, las inversiones del Estado en Cataluña (disposición adicional cuarta) y el nuevo sistema de financiación. Además el president Montilla ha logrado transmitir una imagen de seriedad y centralidad que ha sido apreciada por la opinión pública. Y ha demostrado que el PSC es un partido que, en lo concerniente a los intereses de Cataluña, sabe plantar cara al PSOE (por eso la larga negociación de la financiación autonómica). Por todo ello la mayoría de encuestas revelan un aprobado, mas o menos alto, a su gestión.
Pero el PSC tienen dos problemas. El primero es la grave crisis económica que puede hacer que los ciudadanos castiguen al partido gobernante. Máxime cuando también gobierna en Madrid y cuando el presidente Zapatero no ha sabido transmitir confianza en su política ante la crisis. El segundo es que el PSC ha concebido siempre el Estatut (el actual y el anterior) como la profundización del autogobierno catalán dentro de una España plurinacional en evolución hacia un modelo federal.
Según todas las encuestas –ahí están los sondeos trimestrales del Centre d´Estudis d´Opinió- esta actitud es ampliamente mayoritaria en la sociedad catalana. Y ha sido compartida, con acento muy diferente, mas centrado en Catalunya como nación y con escepticismo sobre el proyecto español, por la otra gran fuerza política catalana, CiU.
Pero la resistencia de una parte del PSOE a la aplicación del Estatut, su lenta implementación por el temor de Zapatero ante la actitud del PP y de estos sectores socialistas, y la incógnita que planea sobre la futura sentencia del Tribunal Constitucional, están provocando un sentimiento de desafección y distanciamiento con España, del que el propio Montilla ha advertido en Madrid. En este sentido los artículos contrarios al Estatut de Gregorio Peces Barba, el ponente socialista de la Constitución, hacen mas daño al PSC que la actitud de la derecha española.
Si el Tribunal Constitucional fallara contra un Estatut, que ya fue negociado y modificado y votado luego en referéndum por la ciudadanía catalana, es muy posible que la posición federalista del PSC saliera perjudicada.
Por eso tanto la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut como la evolución de la crisis serán decisivas para el resultado del PSC en las elecciones catalanas del otoño del 2010 y la aspiración de Montilla a un nuevo mandato al frente de la Generalitat.