12/11/2009
Después del Debate de Política General
Mas y CDC
Tras el debate de política general ha habido dos noticias que obligan a enjuiciar las perspectivas de Artur Mas en un nuevo contexto. Una es la implicación de Lluis Prenafeta y Macia Alavedra, dos columnas vertebrales de la Generalitat de Pujol, en la trama de corrupción de la operación Pretoria. Y como llueve sobre mojado, ya que el caso Millet salpicó la financiación de la Fundación Trías Fargas, la imagen de CDC ha sufrido un duro golpe.
Pero si es verdad que cada vez se devalua mas la la herencia de Pujol, CDC ha pasado ya seis años en la oposición –siete cuando se celebren las elecciones- y en estas circunstancias el castigo electoral a hechos del pasado puede no ser la motivación principal de los electores.
La segunda noticia, la encuesta de El Periódico, le es muy favorable. Cuando Mas perdió por segunda vez la Generalitat a finales del 2006, por haber vuelto a tropezar en la prepotencia frente a la izquierda, tenía dos retos difíciles. El primero, volver a ser el 2012 el primer partido. El segundo, conseguir que PSC, ERC e IVC no revalidaran su mayoría. Si lo lograba, Mas podría ser presidente y elegir alianzas, temporales o fijas, con comodidad. Y la encuesta de El Periódico afianza a CDC como el primer grupo parlamentario y disminuye, aunque no elimina, la posibilidad de que el tripartito sume los 68 diputados de la mayoría absoluta.
El discurso de Mas, en el debate y en el mes y medio transcurrido después, indica que el líder de CDC ha capeado la dura travesia de la oposición. Tras varios años de flirteo con el traspaso del catalanismo al soberanismo militante, Mas puso sordina a este discurso y se centró en la crítica a la situación económica. Poco importa que fuera erronea o demagógica (la propuesta de frente catalán contra la subida de impuestos de Zapatero), la realidad es que la crisis desgasta a quien gobierna. A Zapatero y a Montilla. Y centrar el discurso en la crisis (y no en el soberanismo) tranquiliza a los electores catalanistas moderados (o solo moderados) que votaban a la CDC atrapa-todo de Pujol.
Esa es la fuerza de Mas y de CDC. La existencia en Catalunya de una gran masa de electores de clase media (no todos catalanistas) con alergia a los impuestos y al desorden. Es un electorado de centro (alguien dijo que los catalanes tienen el corazón a la izquierda pero la cartera a la derecha) al que le cuesta encontrar una alternativa a CDC. El PP le puede robar poco. Porque no sólo no es catalanista sino que hace de anti. Génova cree que no estar en el consenso catalán les quita menos votos en Catalunya de los que les da en España. Y la trama Gürtel y las peleas internas no le hacen atractivo.
Y el tripartito le es difícil pescar en ese terreno central. ICV porque sencillamente no quiere. Montilla lo intenta y puede morder porque lanza un mensaje equilibrado, no partidista y ha conseguido el respeto del empresariado (manteniendo el de los sindicatos). Pero las exageraciones de ERC y de ICV para “marcar paquete” (Puigcercos dixit) lastran su imagen integradora. Y los medios de comunicación recogen mas el ruido del tripartito que la obra de gobierno, que existe pero que no ha conseguido ser visible.
Y ERC, acusada por el “agit-prop” de CDC de botiflera, ha caído en la trampa y ha renunciado al catalanismo moderado al radicalizar su discurso. Su praxis no es la de “la caseta i l´hortet” de Macia (excepto en el impuesto de sucesiones) sino la de Estat Catalá. En este momento la apuesta es inevitable para salvar los muebles y Puigcercos se defiende bien en el campo independentista (referendos municipales) pero se aleja del catalanismo moderado.
Mas está pues relativamente tranquilo (salvo la sombra de Montilla) en el electorado moderado. Y el flirteo con el soberanismo quizás le ha sido rentable. Si ahora lo pone en sordina no le quitará el voto moderado y le habrá permitido mantener el partido unido y en tensión con una bandera que Pujol también agitaba, de vez en cuando, y sabía retirar a tiempo, cuando “tocaba”.
Queda un año. La crisis puede remontar algo y Montilla es un diesel resistente. Mas tiene casi seguro volver a ser el primer partido. Pero la sombra de Prenafeta está ahí. Si el tripartito suma puede volver a fracasar. Y no tendrá cuarta oportunidad.