21/01/2010
Artur Mas y Sant Benet
Joan Tapia
Mas se ha proclamado candidato y ha iniciado la campaña. En plena cuesta de enero y para unas elecciones dentro de diez meses. Puede creer en el adelanto electoral aunque lo probable es que vuelva a pecar de impaciencia.
Y ha elegido San Benet de Bages. Es como hacerlo en Montserrat, donde se fundó CDC en 1974. Y el discurso ha sido de cara a la parroquia convergente, la de toda la vida (la de Montserrat). No ha estado dirigido al gran electorado al que aspira para ser president a la tercera. Pretende ahora movilizar a los suyos para, en fecha posterior, seducir al gran electorado. Así se entiende que hable de “sed de reconstrucción” frente a “sed de venganza” y de “soldados perdedores de una causa invencible”. O incluso -es un guiño 'light' al soberanismo- de “inicio de la transición de la autonomía al derecho a decidir”. No es este el discurso para llegar al electorado centrista y moderado (más o menos) y catalanista (más que menos) que puede darle la “gran mayoría” a la que aspira.
Ha afirmado luego que sabe imposible la mayoría absoluta (Pujol la logró en el 84, 88 y 92) pero que aspira a una mayoría suficiente. Es decir a que los partidos de izquierda no sumen los 68 diputados de la absoluta y poder así gobernar con geometría variable. Respaldo del PP para bajar la fiscalidad, del PSC para la ley de educación o las infraestructuras, y de ERC para avanzar en el soberanismo. Es un esquema realista si logra 55 o 56 diputados (7 o 8 más que ahora) y si el PP mantiene los suyos. Y contando, lo que tampoco es una tontería, que el PSC o el PP no impidan la investidura para no perjudicar a Zapatero o a Rajoy.
CiU asegura que los sondeos le dan hasta 58 diputados pero la intención de voto, lejos aún de las elecciones, es lo más contingente de las encuestas y la irrupción de hipotéticas listas encabezadas por Anglada o Laporta puede complicarlo todo. El tripartito podría perder la mayoría absoluta y CiU quedarse lejos de los 56 diputados. Quizás esto ayuda a entender el poco explicable apoyo de CDC al alcalde de Vic, que se niega a empadronar inmigrantes sin papeles por miedo a la Plataforma per Catalunya de Anglada, el segundo grupo municipal en la capital de Osona.
Y Artur Mas habla también sólo para la parroquia cuando el mismo lunes –el día siguiente a la proclamación- insiste en que debe ser president el que encabece la lista más votada. Es sólo un deseo pío porque el Estatut –el actual y el del 79- deja meridianamente claro que es el Parlament el que elige al president, con la única limitación de que sea miembro de la cámara. ¿Por qué insistir en que la primera lista debe gobernar? Para justificar lo que pasó en el 2003 y el 2006 y para insistir en que el tripartito es un gobierno anómalo sino ilegítimo. Es su talón de Aquiles. Mas todavía no admite que la alternancia del 2003 era no sólo legítima sino quizás positiva porque rompía el monopolio del poder de 23 años. Se equivoca porque hay electorado que votó la alternancia y que cree que “ara toca Artur Mas”.
Puede caer así en el síndrome Maragall. En el 99 Maragall sacó 5.000 votos más que Pujol pero (consecuencias de un injusto sistema electoral) 4 diputados menos. Maragall corrió a proclamar que debía gobernar la lista mas votada. Y Pujol replicó que la lista con más diputados. Gobernó Pujol pero no por más diputados sino porque formó una mayoría. Y en el 2003 Maragall volvió a tener 6.000 votos más que Mas y 4 diputados menos, pero gobernó porque articuló otra mayoría.
Y en el 2006, aunque Mas superó a Montilla en 139.000 votos y 11 diputados, el tripartito repitió mayoría absoluta e hizo president a Montilla. Ahora Mas repite lo de la lista más votada pero no lo cree. Sabe que necesita dos cosas: llegar primero y que el tripartito no sume. Para eso Sant Benet de Bages es el punto de partida. No el de llegada.