Un documental se puede ver desde perspectivas bien distintas. ‘Mientras los niños jugaban’ es otro buen trabajo sobre el atentado del cuartel de la Guardia Civil de Vic, del que se cumplen veinte años. Se trata de uno de los atentados más mortíferos de ETA junto al tremendo bombazo de Hipercor en Barcelona. El programa se emite este fin de semana en Antena 3.

La pura reconstrucción de los hechos en la voz de los protagonistas resulta impactante. Era un 29 de mayo de 1991 cuando el cuartel saltó por los aires mientras los críos jugaban en el patio. Fue una matanza aleatoria que podía haberse producido en cualquier lugar, pero percutió en el corazón mismo de Catalunya. La ciudad de Vic se conmocionó y se movilizó inmediatamente para ayudar a los guardia civiles y a sus familias. No había lugar para animadversiones ni diferencias ideológicas casi irreconciliables. Les unía el desespero humano ante la violencia la muerte y el terror.

Hoy en día cada superviviente tiene su vida pero todos mantienen en su memoria emocional el recuerdo de lo sucedido aquel día. Sus palabras siguen cautivándonos.

He comenzado diciendo que un mismo reportaje se puede ver desde perspectivas bien distintas. Toda consideración razonable constata que hoy en día estamos en una situación infinitamente mejor en la lucha contra la violencia y, lo que es más importante, puede que hoy no llegase a Euskadi el féretro de un terrorista como el de un héroe (dos de los terroristas que atentaron en VIc murieron el día siguiente en un tiroteo con la Guardia Civil).

Pero es muy posible que otros aprovechen la emisión de este documental para utilizar el terrorismo como inmoral juguete político. Dirán que el Gobierno, el Constitucional, Bildu y ETA son una misma cosa. Son así.