Mis condolencias sinceras. Los que sabemos de pérdidas tempranas sabemos también en qué consiste la cuchillada en las entrañas. En casa la danza macabra empezó muy temprano arrollando también a un hermano.
El otro día te vi la cara ante el féretro de
Heribert Barrera. No se te esperaba porque había
muerto tu hermana, pero estuviste con ambos. El otro día vi tu cara y se desató mi empatía. Ya sé que ya se sabe y que naturalmente todo el mundo comprende lo que te acababa de suceder. Ya sé que ya se sabe que todo el mundo comprende tu dolor. Pero ahora es el tuyo y el de los tuyos y ese no hay quien lo pueda mitigar. Se sabe además que tienes que seguir como si nada por tu cargo y todo eso.
Tan solo decirte que, al escribir estas palabras, se remueven en mí lodos emocionales auténticos. Vamos que son palabras torpes pero sinceras ¡qué puñeta¡. En adelante comentaré o escribiré sobre vuestra acción de gobierno en el ejercicio de la libertad de la que gozamos y a menudo te pareceré injusto o arbitrario. Permíteme hoy transmitirte tan solo mi consideración personal y mi deseo de que cuanto antes vuelvas a poner cara de pillo y sonrisa
felina.
Que recobres pronto la buena cara que le pones al mal tiempo. Dijiste que estás más preparado para la obligación que para la felicidad. No las hagas incompatibles.
Saludos.