Ante la publicación de que la liquidación del modelo de financiación de 2011 sitúa a Madrid, Baleares y Cataluña como las comunidades que más recursos per cápita aportan, pero son las undécima, decena y novena, respectivamente, a la hora de recibir, Artur Mas ha reaccionado diciendo que los dos territorios más perjudicados en el Estado son las Baleares y Cataluña, porque, a pesar de que Madrid aparece como la comunidad que más aporta, "las cifras son engañosas porque se concentran las grandes empresas que pagan impuestos en Madrid pero que de hecho trabajan en todo el Estado".
Vaya hombre. Resulta que el muy honorable Presidente acaba de descubrir la sopa de ajo. Donde hay más ricos y más empresas se paga más. En Madrid sin duda hay domiciliadas grandes empresas que trabajan, y venden, en todo el estado. ¿Pero acaso no pasa lo mismo en Cataluña? ¿Acaso La Caixa, Banco de Sabadell, Nissan, Seat y multitut de empresas domiciliadas en Cataluña tienen su actividad sólo en Cataluña?
El presidente resume muy bien algo que muchos repetimos frecuentemente. Las relaciones económicas y fiscales son un todo que no puede desagregarse. No puede valorarse la balanza fiscal, aunque se calcule adecuadamente y sin trampas, separadamente de la balanza comercial y de capitales. Tampoco del coste de los servicios, siempre más caros en las comunidades menos pobladas y menos densas.
Lo que digo no significa que el sistema de financiación no tenga que ser revisado, como se hace periódicamente. Incluso, según mi criterio, tendría que ser modificado para evitar que las comunidades gasten y el estado recaude. El estado tiene el poder y el desgaste político. Las CCAA tienen que pedir, incluso mendigar, pero son absolutamente irresponsables. Se tiene que equilibrar el sistema. Pero todo esto no tiene nada que ver con la campaña "España nos roba". El mismo Mas ha dicho que Cataluña es la primera economía de España y del sur de Europa. Es decir, tan mal no nos debe ir.
Los viajes al extranjero tienen el inconveniente que los mandatarios tienen mucho tiempo libre. Incluso para jugar al fútbol. Y claro, hablan más de la cuenta y sin prepararse. Y meten la pata, aunque aquí la prensa cubra los patinazos del muy honorable.