Nunca he tenido dudas, aunque a veces el ruido ambiental puede hacer perder la perspectiva, de que la conversión independentista de Mas nació como una estrategia para mantener el poder en tiempos de crisis a base de encubrir la gestión del gobierno con el debate soberanista. Cuando no somos capaces de resolver los problemás nada mejor que tener un culpable a mano y una buena cortina de humo. El fracaso electoral hirió de muerte esta estrategia, porque ha complicado, y mucho, utilizar la amenaza secesionista no como un fin sino como un arma de negociación que permita al gobierno de la Generalitat obtenir unos réditos políticos, básicamente en materia de financiación, que le permitan afrontar con garantias los proximos procesos electorales.
En las actuales circunstancias si se va al choque de trenes el resultado será o que nos quedemos con una autonomía intervenida o con que ERC se convierta en el primer partido de Catalunya. Ninguna de las dos hipótesis fue la causa de la apuesta soberanista de Mas. Pero cualquier paso atrás tambien condena a Mas.
¿Qué hacer? No sé lo que piensan los asesores de Mas pero me lo imagino: "President, debemos ganar tiempo, esperar a que la crisis remita y poder vender acuerdos importantes con el gobierno central arrancados gracias a la firmeza del President. Para ello hemos de llegar al borde del abismo sin caer en él, ni dar marcha atrás".
Por eso CiU no tiene prisa en convocar un referèndum que no se va a celebrar. Sabe que al día siguiente habrá que convocar elecciones a menos que cambie de socio en una jugada desesperada. Por eso Junqueras urge la convocatoria: "Cuanto antes se produzca el fracaso, antes tendremos elecciones y antes las ganaré"... piensa con acierto Junqueras.
Mientras tanto Junqueras usa su poder e impone a Terribas en "El Matí de Catalunya Ràdio". Mas cede para ganar tiempo aunque, como le pasó a Montilla, sólo haga que debilitarse con esta decisión. ¿Hasta cuándo será posible armonizar los intereses de CDC y de ERC? De momento ERC no quiere aparecer como culpable de la ruptura y aprieta pero no ahoga, mientras va ganando batallas parciales.
El meollo de la cuestión es, sin duda, la fecha de las próximas elecciones autonómicas. Y dicha fecha está vinculada a la fecha de la consulta. ERC la quiere en 2014. CiU preferiría a finales de 2015. ¿Quién cederá? A día de hoy es difícil decirlo, pero yo apuesto a que se impondrá la postura de CiU. Aunque lo que no sé vaticinar es si ERC tragará o CIU deberá buscar nuevo socio para acabar la legislatura. No tardaremos demasiado en saberlo. De momento CiU no pidió ayer la dimisión de Rajoy y apuesta por la estabilidad. ¿Un signo del futuro?