Conscientes de que la independencia de Cataluña sólo puede obtenerse legalmente previa reforma de la Constitución, el CATN y otros defensores de la independencia empiezan a contraponer legalidad y legitimidad. La Constitución española sería legal pero no legítima. la independencia de Catalunya en cambio sería legítima, aunque no se desarrolla en que se basa dicha legitimidad. Siguiendo a Weber se supone que en una mezcla de legitimidad tradicional y carismática, puesto que la racional, sinónimo de legalidad, no puede servir de amparo.

Negar la legitimidad de la Constitución votada democráticamente por la mayoría de los españoles y de los catalanes, con mayor intensidad que en otras partes, me parece un ejercicio que carece de toda base intelectual. Gracias a ella Cataluña ha recuperado su autogobierno y hemos vivido más de treinta años en paz y democracia. Pero no me voy a entretener en esta cuestión.

Cuando se renuncia a las vías legales, que es lo que parece preconizan una parte de los soberanistas, cuestiones como está se resuelven por la via de hecho, mediante lo que unos califican de choque de trenes y otros de episodios insurreccionales. En estos casos los razonamientos y las conductas que buscan la legitimación, que no es otra cosa que ampliar la base de partidarios, son sin duda importantes, al menos si se quiere evitar un conflicto abierto de carácter armado.

Por esta razón el CATN, según filtraciones de su informe aparecidos en la prensa defiende que caso de no autorizarse una consulta se hagan elecciones plebiscitarias como preambulo para una declaración unilateral de independencia. En esta linea Salvador Cardús, miembro del CATN, ha hecho unas declaraciones a RAC1 en las que compara Catalunya con Estados Unidos. El símil no me parece muy afortunado pues cabe recordar que la indpendencia de Estados Unidos de América se produjo tras 8 años de guerrra con la intervención de tropas de diversos países. En todo caso es significativo del paso del Rubicón de un sector del soberanismo.

Como la cuestión de la independencia no es para algunos un proceso tranquilo que busque amplias mayorías y que limite los riesgos de confrontación, se quiere forzar una consulta ilegal para septiembre de 2014, bajo criterios tan peregrinos como que se celebre antes de la consulta escocesa del 18 de septiembre de 2014, no sea caso que el NO a la independencia escocesa que adelantan las encuestas afecte a la opinión de los catalanes. Poca fe tienen estos señores en la profundidad de la voluntad independentista de los catalanes si la vinculan a lo que pase en Escocia. En todo caso acelerar el proceso es justo lo contrario a buscar su legitimación.

Un proceso exprés, que no agote todas la vias de la negociación, que no contemple un período amplio de debate en igualdad de condiciones y que culmine en una declaración unilateral implica graves riesgos de que acabe en confrontación. Lo cual, a mi entender, es lo último que desea la inmensa mayoria de catalanes, sean independentistas, federalistas o partidarios de un estado centralizado.

Afortunadamente entre bastantes de los partidarios del denominado derecho a decidir, Unió, ICV, parte de la propia CDC, además del PSC, estas urgencias son vistas con prevención , supongo que por argumentos parecidos a los expresados en este artículo. Espero que tengan éxito. Y que la racionalidad se imponga a las urgencias y el oportunismo político.