25/06/2013
12:07
La resaca incómoda de París
Toni Bolaño
El último viaje de Artur Mas a París no puede decirse que fuera un éxito. Más bien, al contrario. El desplazamiento a la capital francesa se saldó con la firma de un acuerdo con la Unesco y una entrevista con el presidente de los ferrocarriles franceses. El encuentro con el ministro francés de Defensa y presidente de las Regiones Periféricas de la UE se suspendió incluso antes de salir para París aunque Mas, y su entorno, lo quisieron presentar como una anulación de última hora.
El acuerdo con la Unesco se quiso presentar como una gran conquista en eso que llaman “estructuras de estado” pero se quedó en un convenio de colaboración para que los representantes de Cataluña tuvieran voz en algunos temas. Visto lo firmado, el president se podría haber ahorrado el viaje.
Sabedores de la escasez de argumentos, presidencia de la Generalitat puso el acento en la reunión que se mantuvo con el presidente de los ferrocarriles galos. Sobre la mesa, la posibilidad que los franceses se hicieran cargo de la gestión de cercanías si RENFE no cumplía sus compromisos de calidad, comodidad y puntualidad. El máximo responsable de la Generalitat ponía de esta forma, o al menos lo decía, a RENFE.
Sin embargo, el desconocimiento de la realidad por parte del president y de su equipo es sorprendente. Basta con darse una vuelta por el sistema de cercanías de París para decepcionarse. Suciedad, falta de puntualidad y calidad más bien cuestionable, son el común denominador. En esos días, también se cuestionó que el presidente catalán no pusiera encima de la mesa otro tema, el TGV a París. Mas no lo exigió, verbo asiduo en sus relaciones con el gobierno de Rajoy, ni tan siquiera fue tema conversación.
En el lenguaje nacionalista, siempre se ha criticado la falta de conexión ferroviaria con Francia. El AVE Barcelona-París siempre ha sido un icono. Ahora el AVE ya llega a Perpignan pero la conexión con París es una falacia. Mas no lo reivindicó ante el presidente de la red francesa. Hoy ya tenemos la respuesta. Francia ha pospuesto la licitación del tramo entre Perpignan-Montpellier hasta el 2030-2050. Hasta esa fecha la perorata del Barcelona-París será una música a la que le falta la letra. Ya tardan las críticas al gobierno francés por parte del gobierno catalán por no hacer sus deberes. Ya tardan, máxime, cuando estamos en plena construcción de las estructuras de estado. Otra falacia, por cierto. ¿También será culpa del gobierno de Rajoy que presiona al gobierno Hollande? La resaca del viaje a París parece no tener fin. Y además, es incómoda.