J.G.
El anuncio del presidente de la Generalidad, Artur Mas, de un plan soberanista alternativo ha estimulado la creatividad de la prensa más favorable al proyecto independentista. El diario Ara ha celebrado la propuesta de un “nuevo calendario” que ha de servir para demostrar que el gobierno de Mas no funciona por reacción, sino que opera de acuerdo con un “plan”: según este diario, el presidente ha hecho bien relativizando la urgencia del proceso, y deja claro de este modo que tiene “una idea sobre el tiempo del proceso”. El director del rotativo, Carles Capdevila, justificaba así el giro “inesperado” de Mas: “Es comprensible que en un proceso tan complejo sea prioritario no precipitarse y convenga ganar tiempo. El líder tiene el derecho -y el deber- de marcar el ritmo óptimo”. Menos entusiasta con el “líder” se ha mostrado el periodista Toni Soler, quien en las mismas páginas de Ara ha alertado de los riesgos de pasarse a “la Vía de Mas” en vísperas de una Diada que podría deshacerle los planes.
Pero los sucesivos planes de Mas podrían estar siendo articulados, en realidad, por los encuentros del presidente de la Generalidad con el líder del PP, Mariano Rajoy.
Según informa el diario Ara, Rajoy y Mas ya se habían reunido la semana pasada, con lo cual las declaraciones de Homs y del propio
president aseverando que las relaciones con el gobierno central se estaban normalizando cobrarían ahora mayor verosimilitud: no habrá vulneración de la legalidad, y no es necesario esperar la respueta a una carta que, probablemente, ya habrá sido formulada.
Esta es la sospecha que mantiene el diario El Mundo, cuyo editorial no descarta “que haya una negociación sigilosa en marcha”. Asimismo, los sucesivos movimientos de Mas son interpretados como maniobras para procurar mantener el equilibrio con Unió, quien ya se había desmarcado de la Vía Catalana, y para evitar que ERC le pase por delante gracias al impulso independentista.
Por su parte, La Vanguardia se explica este giro de Mas en términos de prudencia política. Según su director, José Antich, el presidente de la Generalidad no quiere verse desbordado por el presumible éxito de la “Vía Catalana”, al tiempo que espera resituar a ERC en el lugar que le corresponde. Sin embargo, Jordi Barbeta ha asegurado desde las páginas de la prensa del Grupo Godó que “el presidente de la Generalidad no dijo ayer nada que no haya repetido varias veces desde que en noviembre de 2012 explicó en Bruselas su plan B”. Barbeta aprovecha para arremeter contra la “sobreexcitación” acumulada en ciertos sectores independentistas y razona que, puesto que el objetivo de la ejecutiva catalana es “salvar” el Estado del Bienestar para ganar las próximas elecciones, y teniendo en cuenta que los presupuestos son muy restrictivos, lo más prudente es esperar y ganar tiempo.
A su vez, el editorial de El País sostiene que “las palabras de Mas deberían tranquilizar a un importante sector de la sociedad catalana”, es decir, a las cúpulas empresarial y financiera que se habrían mostrado, cuanto menos, reacias a la deriva independentista del gobierno de Mas. Se subraya desde el País que la señal del mandatario catalán enviada al presidente del gobierno debería contribuir a evitar el posible “choque de trenes”.
En la misma línea, el director de El Periódico, Enric Hernández, ha dejado dicho que Artur Mas ha puesto juicio ante un escenario turbulento como consecuencia de las prisas de un “independentismo de rancio abolengo”. Y Joan Tapia, quien aprovecha para recordar que parecidas declaraciones le valieron a Pere Navarro y al propio Duran Lleida el calificativo de “botiflers”, firma un artículo sentenciando que “rectificar es de sabios”.